En el ámbito educativo se suele
asociar el éxito del docente a los logros académicos alcanzados por sus
estudiantes. Sin embargo, no podemos dejar de lado que en la interacción entre
profesor y estudiante se involucran dos personas que sienten, se comunican y
que se influyen bidireccionalmente. Autores como Fernández-Berrocal y Ruíz
Aranda plantean que el éxito del profesorado no sólo se enfoca en un buen
rendimiento académico, sino que también está vinculado al desarrollo integral
de los estudiantes, entregándoles herramientas sociales y emocionales que les
permitan afrontar los desafíos de la vida cotidiana. Además, actualmente se
considera al docente como un “promotor de competencias emocionales”, lo
que hace necesario que tenga una alta Inteligencia Emocional, ya que sus
estudiantes observarán el modo de actuar de éste frente a situaciones con carga
emocional, y probablemente imitarán sus respuestas.
Si tomamos a continuación
el Modelo de Inteligencia Emocional de Salovery y Mayer, el cual posee vasta
evidencia científica a su favor, entenderemos por Inteligencia Emocional a
un conjunto de habilidades que incluyen el discriminar emociones,
comprenderlas, usar dicha información para guiar pensamiento y comportamiento,
y controlar emociones propias y de los demás. Al leer lo anterior,
descubriremos que en el aula constantemente se hace necesario utilizar algunas
de las habilidades correspondientes a una persona emocionalmente inteligente,
por lo que a continuación, profundizaremos en cada una de estas habilidades,
veremos ejemplos de situaciones donde se hace necesario el aplicarlas, y
finalmente se dará una breve estrategia de cómo podemos ir desarrollando esta
destreza:
a) Percepción Emocional
Definición: Habilidad para identificar y
reconocer tanto las emociones propias como las ajenas, prestando atención a las
sensaciones fisiológicas y cognitivas, a las expresiones faciales, movimientos
corporales, tonos de voz, etc. También, implica la adecuada expresión del mundo
emocional en palabras.
Ejemplo de esta habilidad en el aula: Cuando los
profesores se encuentran dictando alguna materia, pueden evaluar las expresiones
faciales de sus estudiantes para ver si están comprendiendo o si se hace
necesario el dar algunos ejemplos o preguntar por dudas.
Estrategia para desarrollar la habilidad: Durante
una semana, centrarán su atención en la expresión facial de sus compañeros de
trabajo, y si es necesario, llevarán un registro de las emociones que logran
observar en algunos de ellos, identificando como meta 5 emociones diarias. Para
contrastar lo percibido, pueden preguntarle a las personas más cercanas si
realmente se sentían tal y como lo percibieron.
b) Facilitación Emocional
Definición: Habilidad para tener en cuenta los
sentimientos cuando razonamos o solucionamos problemas. Las variaciones
emocionales nos van a permitir adoptar diferentes puntos de vista y múltiples
perspectivas de los problemas.
Ejemplo de esta habilidad en el aula: Cuando
observamos a un estudiante triste es probable que este no rinda cognitivamente
de la misma manera que un estudiante que se observa sorprendido o alegre en
clases.
Estrategia para desarrollar la habilidad: Este
ejercicio se debe hacer con un grupo de personas, pudiendo ser realizada con
los mismos alumnos. En primer lugar, se deberá conocer el estado emocional de
cada uno de los participantes en el momento del ejercicio. Después, se
realizará una tarea de creatividad (por ejemplo, presentaremos un dibujo
ambiguo y se preguntará lo que observan allí). A continuación, los
alumnos compartirán sus experiencias con todo el grupo y se les motivará a
pensar en la influencia diaria que tienen las emociones sobre su pensamiento y
como su estado emocional actual pudo haber influido en sus respuestas.
c) Comprensión Emocional
Definición: Habilidad para comprender
emociones interpretando su significado. Incluye el conocer las posibles causas
generadoras del estado anímico, las futuras consecuencias de nuestras acciones,
el comprender emociones complejas, así como aquellas que se producen de modo
simultáneo.
Ejemplo de esta habilidad en el aula: Al momento
de dar una crítica, sabremos cuales alumnos se lo tomarán de mejor manera y
cuales posiblemente lo interpretarán de mala manera, por lo que será necesario
anticipar esto mediante esta habilidad y ver una manera constructiva de
hacerlo.
Estrategia para desarrollar la habilidad: Primero,
identificar y enfocarse en las emociones básicas (según Ekman: alegría,
tristeza, rabia, asco, miedo y sorpresa). Posteriormente, identificar que
cuando se van presentando estas emociones de forma combinada, van generando
emociones más complejas (ejemplo: tristeza + miedo= desesperación). Así, la
idea es poco a poco ir elevando el vocabulario emocional, pudiendo reconocer y
nombrar la mayor cantidad de emociones posibles, y a la vez saber en qué
situaciones generalmente se experimentan.
d) Regulación Emocional
Definición: Habilidad para regular emociones
propias y de los demás, moderando las emociones negativas e intensificando las
positivas.
Ejemplo de esta habilidad en el aula: Cuando los
estudiantes se ven involucrados en conflictos, se es necesario buscar una
solución no agresiva y a la vez regular tanto las emociones propias como las de
ellos.
Estrategia para desarrollar la habilidad: Este ejercicio también puede realizarse junto a los estudiantes. Consiste en pensar en alguna situación donde se sienta una emoción muy intensa (ejemplo: discusiones, periodos de estrés, etc.), y una vez identificada la situación, pensar en la estrategia que generalmente se utiliza para manejar esas situaciones (escribirlas en un papel para no olvidarlas). En conjunto, se leerán dichas estrategias y se analizará qué grado de efectividad tienen, identificando así las estrategias menos efectivas, y a partir de las ideas que surjan en el momento, sustituirlas por otras que permitan una mejor adaptación.
Estrategia para desarrollar la habilidad: Este ejercicio también puede realizarse junto a los estudiantes. Consiste en pensar en alguna situación donde se sienta una emoción muy intensa (ejemplo: discusiones, periodos de estrés, etc.), y una vez identificada la situación, pensar en la estrategia que generalmente se utiliza para manejar esas situaciones (escribirlas en un papel para no olvidarlas). En conjunto, se leerán dichas estrategias y se analizará qué grado de efectividad tienen, identificando así las estrategias menos efectivas, y a partir de las ideas que surjan en el momento, sustituirlas por otras que permitan una mejor adaptación.
FUENTE: - Curso "Modelos formativos para desarrollar la Inteligencia Emocional en el aula" (MiriadaX, Rocío Yusta, Santiago Meno, Joan Guerra).
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Rosario Cabello, Desirée Ruiz-Aranda & Pablo
Fernández-Berrocal (2010). Docentes emocionalmente inteligentes (2010).